SEMANA 42 / 2019

Lunes

A veces me ocurren cosas estupendas en rápida sucesión y no me da tiempo a registrarlas, luego se me olvida por completo y lo siguiente que pasa es que me quejo de que nunca me ocurran cosas estupendas. El lunes de la Semana 42, la Semana Internacional De Irse Por Fin De Vacaciones, me pasan dos de dichas cosas:

  • La primera es que, con la excusa de recoger una carta de Hacienda, mi casero se transmigra en mi casa y me regala tres cámaras analógicas, una de las cuales es una bonita Rollei 35 TE y dos de las cuales no son bonitas Rollei 35 TE pero tampoco están mal.
  • La otra cosa estupenda es descubrir que la chica de Tinder con la que comienzo a hablar es la traductora rusa de varios de mis libros favoritos recientes. Menos estupendo es cuando me cuenta que tiene pareja y que simplemente está aburrida, pero por qué centrarse en lo malo, ¿no, Arce?

Remato el día con una bonita (y también estupenda) cena à trois con L. y A. en un tailandés cercano a mi primer piso en Madrid.

Martes

Por la mañana abandono a mis siete plantas a su suerte y me voy al aeropuerto, desde donde aprovecho para escribir un email a J. en el que prometo volverla a escribir en cuanto tome tierra. Luego me entrego a mi ritual pre-vuelo consistente en ponerme ligeramente nervioso pensando en horribles y creativos accidentes aéreos al mismo tiempo que hago todo lo que puedo para abordar el avión con el mayor grado de embiagrez funcional posible.

Obviamente el avión no se estrella con otro avión despistado, ni se convierte en una brillante bola de fuego iridescente, ni desaparece en misteriosas circunstancias, y tres horas después de despegar y en compromiso con nuestra puntualidad aterrizo en Copenhague sano y salvo.

Lo primero que visito en la ciudad es el Assistens Kirkegård, un cementerio precioso y profusamente selvático situado a pocos metros de mi apartamento en Nørrebro, donde se encuentran enterradas figuras famosas de las letras y las ciencias como Hans Christian Andersen, Søren Kierkegaard y Niels Bohr (supuestamente en tumbas individuales, aunque como en este viaje no me he traído herramientas no llego a comprobarlo).

Miércoles

Espiraleo por la Rundetårn, me pillo Super Normal y una copia del último número de Fukt Magazine con una portada muy loca en una librería cercana, quedo a comer con K., que está viviendo en la ciudad, y paseamos hasta el Dansk Arkitektur Center, en donde vemos una exposición que recoge varios proyectos del estudio de arquitectura de Bjarke Ingels, maquetas a escala y reproducciones con piezas de LEGO incluidas.

Jueves

Exhortado por B. me subo a un tren y visito Louisiana 1, el museo de arte moderno junto al estrecho de Øresund. Como el tiempo es Súper Nuboso no logro ver Suecia 2.

La expo de pintura de Marsden Hartley me decepciona un poco, la de fotografía de Lauren Greenfield sobre el exceso y el consumo loco ya me la sé (aunque las fotografías y las entrevistas que las acompañan son efectivas y estremecedoras), y la de Kusama, ay, la tienen cerrada por renovación. Lo que verdaderamente me gana el corazón y la mirada son las vistas alrededor del museo, que no pierden un ápice de belleza a pesar del día arisco y gris que hace.

Por la noche, ya en casa, veo que han confirmado mi plaza en el taller de Olia Lialina en Barcelona. Estupendísimo.

Viernes

Catapultado por la cafeína de Coffee Collective (mi base de operaciones en el mundo exterior) y en combinación con nueve horas de sueño recorro el barrio de Jægersborggade, donde me aprovisiono de rotuladores y una libreta primero (en Markers N Pens) y un perrito caliente vegetariano y una kombucha después (en Plantepølsen).

Más tarde visito el museo de diseño danés, y al anochecer, Kastellet, la fortaleza asteroide (a la que, por mantener la coherencia, le otorgo tres estrellitas).

Como es tarde, hace frío y estoy cansado de caminar, aborto el plan de visitar la sirenita genéticamente modificada que se encuentra a unos pocos metros de la sirenita no genéticamente modificada. Sirenitas vistas en este viaje: 0.

Sábado

Por la mañana, después de la tradicional inyección de cafeína, paseo por el Superkilen y luego me monto en un autobús y veo el museo Copenhagen Contemporary.

Almuerzo junto a la bahía (en La Banchina) y luego me teletransporto en ferry a la biblioteca nacional de Dinamarca (también conocida como El Diamante Negro, por albergar en su interior un gigantesco diamante oscuro que mantiene a la población esclavizada o por la forma y el color del edificio).

Domingo

El domingo me lo tomo como día de descanso y me dedico a trabajar en mis proyectos, ir al supermercado, redactar este texto y pensar en mis cosas estupendas. Tak.


1 Y sin embargo no pido que me devuelvan la entrada.

2 El nombre del museo proviene del primer propietario de la propiedad, Alexander Brun, quien nombró a la villa así por sus tres esposas, todas llamadas Louise.