Solo en casa, segunda parte. Un poco de japonés, un poco de alemán, un poco de señalética. Nada de escribir la gran novela americana (o de cualquier otro país, claro), nada de salir a correr, nada de bajar a la ciudad, nada de reposar la vista en alguno de los libros que me traje de Barcelona. Mucho de perder el tiempo programando experimentos que no verán la luz del día. Algo de esperanza en el intercambio de mensajes con Amica. Una unidad de Waterworks comiendo el último helado que habitaba en esta casa. Una ración de sentirse regular por una ristra larga de motivos que sería triste detallar. Un preguntarse por qué P no escribe desde hace semanas. Un echar de menos viajar. Un querer marcharse pero no saber exactamente a dónde.